El atraco se produjo en momentos que Ana Lucia Rodríguez, esperaba un vehículo para ir a su casa |
“¡Dios mío protégeme, Dios
mío protégeteme! sólo eso decía desde mi interior conjuntamente con la lucha
cruzada que lleve contra esos dos delincuentes que me causaron todo esto, con lágrimas
de rabia, dolor, impotencia y resignación perdí la disputa que me ha dejado en esta condición”.
-la profesora Ana Lucia
Rodríguez de unos 40 años fue víctima de un atraco y a su vez golpeada de
gravedad por dos hombres al robarle su cartera y todo lo que llevaba con ella.
“Yo estaba a espera de un
carro de concho para ir a casa, cuando de repente llegaron dos hombres en un motor y uno de ellos en forma agresiva
me grito que le diera todo, mis extremidades
se me aflojaron, me sentí fría, asustada, y sin tener como defenderme pero
no me dejé porque
ellos querían llevarse lo mío, lo que me cuesta esfuerzo para tener,
entramos en una lucha y al ver que no se
hacía fácil el otro hombre me golpeó para que me terminaran de arrancar mi
cartera con todas mis cosas”.
“Desde mi interior exclamaba
a Dios, por que sé que me pudo haber llegado la muerte luchando con esos dos
mal nacidos, me agredieron sin compasión, no importó que fuera una mujer, me insinuaban muchas palabras sucias de todo
tipo mientras me golpeaban, me duele mucho la cabeza, las piernas y los tobillos producto de los golpes que me propinaron”.
-Ana Lucia llegó desmallada
con graves contusiones en la cabeza y sus piernas al Seguro Médico para Maestros
(SEMMA) de Santiago, luego de una larga espera, ingresada en la unidad de
cuidados intensivos la transfirieron a una habitación y junto a su esposo despertó llorando con fuertes molestias causadas por el dolor y
llena de impotencia.
“La delincuencia está
extremadamente fuerte en esta ciudad, agradezco a Dios el que no pasó a peores, porque pudieron haberla
matado“comenta su esposo con el rostro pasmado
y lleno de preocupación al ver como llora Ana Lucía.
“Yo no quiero que nadie pase
por lo que yo pasé en ese momento, sentí
que me había llegado la hora, luego que me dejaron tirada con todos esos
golpes, solo sentía dolor y mi cara llena de sangre lágrimas y sudor es lo
último que recuerdo de ese momento”.
“Uno cree nunca le pasara,
pero aquí me ven, se que debo andar en las calles con mucha precaución, porque
mi confianza al transitar por calle la cambiaron a golpes esos mal nacidos”.
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